Como tantas veces se ha dicho desde SNCA, “nuestro objetivo es desaparecer”. ¿Qué se entiende por esta frase? la respuesta es simple: no ser necesarios.
Consideramos que en un colectivo que ronda los 2000 trabajadores no debería existir tanta pluralidad en la representación (4 sindicatos en la actualidad). Ni es práctico, ni tiene, a priori, sentido alguno.
Si han surgido sindicatos nuevos desde el 2010 se ha debido precisamente a que el sindicato mayoritario, USCA, ha pactado condiciones perjudiciales para una parte del colectivo, con objeto de beneficiar a otra. Estas discriminaciones se producen además de forma muy concreta a la par que cobarde: se pactan para aquellos que no están todavía en la empresa, de manera que ni tienen voz, ni voto, ni manera alguna de reivindicar nada.
Desde entonces, todo se ha basado en la política del miedo. En el “dar gracias de lo que tienes, pues podría ser peor”. En “es esto o la vuelta a 2010”.
Bajo esta manera de proceder, al margen de la injusticia que supone, y aunque a priori pueda parecer beneficiosa para aquellos CTAs más próximos a su jubilación, porque supone blindar sus condiciones más ventajosas hasta su último día, subyace algo mucho más trascendente: un colectivo totalmente desunido.
Y esa desunión se traduce en VULNERABILIDAD. Para afrontar nuevos retos, a la par que para luchar por mantener una estabilidad y prosperidad del colectivo, en definitiva, para defender y dignificar la profesión, se necesita un colectivo unido. Pero siempre lo hemos dicho: la unidad no es gratis, ni es un objetivo en sí. La unidad es esa consecuencia a la que se llega siempre sobre la base de la IGUALDAD.
Es esa desigualdad la que nos ha traído la desunión, y por idéntico motivo, sin igualdad no habrá unidad. Por tanto, SNCA desea desaparecer, no ser necesario.
Pero para ello la igualdad debe estar garantizada en el BOE. Ojalá ocurra pronto, pero mientras tanto, aquí seguiremos con los recursos de que dispongamos, tratando de alcanzar ese objetivo, con estas siglas u otras.